A punto de cerrar provisionalmente este negocio por descanso del personal, os ofrezco este vídeo del youtube, para los que no lo hayáis visto. En homenaje a la PIÑA. A mis amigos de verdad. A esos con los que me sentaba en clase en la E.G.B. y que por algún extraño motivo no han dejado de hablarme. A esos a los que nos fue saliendo el bigote juntos y otras cosas. Que crecimos dándonos balonazos en el patio del colegio con una pelota KAPLAN que picaba que no veas. A los que nos partimos años más tarde entre ciencias y letras. Menudo disgusto le dí a mi padre cuando me hice de letras y le dije que quería hacer Psicología. Nunca le agradeceré lo suficiente que quitara esa idea de mi cabeza (utilizó el persuasivo método de cortarme el grifo y echarme una mirada de esas a las que todavía le guardo el respeto).
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Y luego seguimos siendo amigos en Madrid y en Valencia, compartiendo nuestras incontables correrías nocturnas, previa visita obligada al Tony Roma´s de la calle Génova y nuestra liturgia de La Casita de los Arroces. Y mañanas de resaca, que en el bar de abajo de la Plaza Xúquer hacían un café de morirse, y las cortezas ni te cuento. Y el pollo asado a las cuatro de la mañana, pateando fallas como posesos. Donde aprendí que la ropa no se plancha sola, perfeccionando mi técnica diseñada a golpe de tardes de domingo.
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Pues eso, que ayer me vi metiéndole el morro a una botella de agua mineral y le dije a mi amiga Bea que le iba a colgar este vídeo. Porque esos que salen no somos nosotros, pero vivediós, podríamos serlo. La viva imagen de una etapa de nuestras vidas que por suerte o por desgracia ya no volverá.
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Que ustedes lo disfruten. Un último aviso: el vídeo crea adicción, no lo podrás ver una vez sola.
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