"Buenos días, P. He leído tu último artículo. Muy bueno. Muy bueno. Y el final, redondo. Vas perfeccionando. Me he emocionado, y he empezado un artículo yo, pero cuando llevaba tres párrafos he pensado que no es lo mío, que te sale mejor a ti. A sí que te mando lo escrito por si te apetece aprovechar la idea. Me gustaría ver qué puedes hacer con ello.
Resulta que hace unos días pude ver en el telediario, sin prestar mucha atención, una noticia referente al relevo en la directiva de un importante club de fútbol español (creo que era el Real Madrid). Los comentaristas y tertulianos comentaron entonces lo curioso que les parecía que no haya llegado a las directivas de estos clubes la presencia femenina que hay ya en empresas, sindicatos y ministerios.
Y esto me ha hecho pensar; no sobre futbol, que ya sabes que no me gusta, sino sobre mujeres, que sí me gustan. Y sobre hombres, que aunque no me gustan mucho es un colectivo que sin duda me incluye. La cuestión viene a ser esta: ¿tan difícil resulta entender que los hombres realmente necesitamos pasar ratos rodeados de tíos, todo regado en salsa de testosterona, apartados momentáneamente de las distracciones (encantadores distracciones) de las mujeres y de los reproches y exigencias de nuestras esposas (a quienes por supuesto no incluyo en la categoría "mujeres")? ¿Por qué pensarán las chicas que nos gusta tanto irnos de caza o de pesca, o a hacer ciclismo, o kungfu, fines de semana enteros? sin ellas, por supuesto..."
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Que los hombres y las mujeres son diferentes es algo obvio. Con más que dudosa fortuna, John Gray nos obsequió hace años con un libro titulado "Los hombres son de Marte, las mujeres de Venus", en el que se enunciaban una serie de tópicos -más o menos frívolos- pero que alguien alguna vez debería plasmar en alguna parte de forma ordenada. Y así lo hizo él, llevándose una pasta.
-Desde que leo a Almudena Grandes me encanta usar los guiones, son una caña-
Me pide mi amigo J.J. en su anterior y literal correo electrónico que reflexione en negro sobre marrón sobre los motivos por los cuales a los hombres nos gusta de vez en cuando mandarlas un ratito a que se den un paseo y nos dejen hablando de nuestras cosas.
Luego está la otra versión. La de las cenas de grupo. Aquellas en las que las mujeres abarcan una esquina de la mesa y los hombres la opuesta. Limitándose la conversación entre ambos bandos a decidir quién se levanta para llevar los niños al baño.
Y en esto que mi también amigo (y mecenas) El Capitán Garfio se enzarza en una interesante y acalorada discusión con mi amiga Anónima en algo que sin ser igual viene a ser lo mismo.
(Hago un paréntesis -esta vez sin usar los guiones- para añadir que una vez, hace muchos, muchos años, en una galaxia muy lejana, una amiga de un conocido mío le preguntó si alguna vez había estado con algún hombre. Intentaba -sin éxito- explorar su más tierno subsconsciente y acercarle a las mieles de Woody Allen: "El sexo sólo es sucio si se hace bien". Manda romana que en el pleno siglo XXI algunas mujeres, muy maduras y experimentadas ellas, todavía piensen que tener sensibilidad en determinadas partes del cuerpo se pueda considerar como tendencia homosexual, pensó mi amigo).
Yo por mi parte sólo os puedo asegurar que sé que los hombres son distintos que las mujeres porque mientras cuando yo terminé la carrera me tuve que pasar doce meses haciendo la prestación social sustitutora y algunos de mis compañeros tuvieron que hacer nueve meses de servicio militar, por el contrario mis compañeras de promoción pudieron encerrarse en la biblioteca a preparase sus oposiciones.
También lo sé porque una jueza de Murcia presentó recurso de inconstitucionalidad contra la Ley de Violencia de Género. A dicha jueza le parecía discriminatorio en contra de los hombres que si una señora le suelta una galleta a su marido -cosa absolutamente reprobable, asquerosa e injustificable se mire como se mire- y el marido va a denunciarla a Comisaría, ésta salga por donde ha entrado riéndose de él por calzonazos. Pero si por el contrario al que denuncian es al hombre -hecho igualmente cobarde, igualmente reporchable, igualmente injustificable- lo detienen setenta y dos horas en los calabozos antes de preguntar ni cómo se llama.
Mi querido J.J.: yo lo que pienso es que las mujeres son como el resto de las personas, que las hay buenas y malas, altas y bajas, guapas y feas, tontas e inteligentes. Que cada una es un mundo, y algunas mundo y medio. Y que nunca, nunca, nunca, se puede generalizar, salvo riesgo de cometer crasos errores.
Y como no te gusta el deporte -al menos el de masas- te informo de que la de la izquierda es Isinbayeva y lo de la derecha es Semenya. Menuda diferencia. Esta última está en proceso de estudio por la Federación Internacional de Atletismo para determinar su sexo -género se dice ahora, que es más moderno-, ante las denuncias de sus compañeras que sospechan que ha competido en los últimos Mundiales del Atletismo en las pruebas femeninas siendo un hombre. Personalmente pienso que yo sólo precisaría de unos diez o doce segundos para dar mi veredicto.
¿Que sexo quieres que tenga una chica que se apellida "Semen Ya"? No conozco a ninguna que lo pida con esa desfachatez sin ver antes la nómina del macho, a menos que sea un mariconazo vicioso.
ResponderEliminarPor otro lado, ese culo no es de un 98, como pone la puntuación que le han pegado en la chepa. Yo le daría a lo máximo un 92.
Pero ya sabemos que las chicas a las que les gusta el deporte, algo ocultan. Detrás de una deportista, hay una lesbiana. No va con la naturaleza de la hembra ejercitar el cuerpo, sino la escoba.
Ojo: no tomar esto como un comentario machista, que no lo soy para nada.
Un beso a todos los chicos. (para que veáis que yo también tengo mi lado sensible, que carajo)
P.D. Un beso especial para Anónima, que se que me verá con mejores ojos después de este comentario aclaratorio y después de los malosentendidos que se produjeron entre nosotros.
Querido Cordi, en relación a tu paréntesis, por lo visto la amiga de tu conocido es un poco ignorante, pues bien es sabido donde tienen los hombres el punto "G". ¿No será quizá que con ese interrogatorio lo único que pretendía era crear un ambiente morboso dada la situación imagino en la que se encontraban en esa tan lejana galaxia?
ResponderEliminarGarfio, he de decirte que afortunadamente creo que perteneces a una especie en extinción; por otra parte a mí me pareces de lo más interesante.
ResponderEliminarPor cierto ni tengo bigote ni estoy gorda.
Anónimo (realmente, parece ser Anónima): enhorabuena por no tener bigote y no estar gorda (te lo digo totalmente en serio).
ResponderEliminarNo se si seré "especie en extinción" o no. La verdad es que no tengo instinto de reproducción y conservación como tal (de copulación si que tengo instinto, eso si), y si desaparece una especie me la trae al pairo, sean ballenas, lince ibérico o lo que sea (están las fotos para recordarlos y los fósiles para estudiarlos). El ecologismo me la suda (perdón por la expresión, pero si hubiera utilizado otra más fina hubiera quedado cursi, cosa que no me puedo permitir) y me encanta contaminar,a ser posible con coches de gran cilindrada que consuman cantidades ingentes de recursos naturales (me cago en los coches eléctricos).
Que mis hijos hereden un mundo peor no me preocupa mucho (imagínate mis nietos). Eso sí, procuraré dejarles la hipoteca pagada.
¿te parezco interesante?.....(no se como tomarme eso)
Esta pregunta es para Cordi: ¿no te estarás volviendo maricón, no?
Varias cosas:
ResponderEliminarQuerido Cordi: ya tengo piragua. Es para 1. Anímate y agenciate otra. (me he comprado un GPS de muñecan por si en el mar menor me invade una niebla que te cagas y no se volver).
Esta pregunta va para todos: ¿conoceis alguna buena dieta para ponerse cachas y adelgazar? (en agosto y para no tener que matar a mi mujer por desesperación, me he inchado a cervezas y he engordado, con lo que las chicas me miran menos (si es que antes me miraban)).
Otra cosa: ¿que es todo ese rollo de puntos g y galaxias lejanas?
He de confesaros una cosa: me haria ilusión ser capaz de tomar la decisión de tirarme a un travesti (ojo, con minga incluida) que fuera "guapa" y estuviera "buena". No se, me imagino a una tia buena (pero buena-buena) espatarrada boca arriba y con todo el mangostan tieso, y me pongo becerrísimo...¿será esto normal?
Ya me comenáis algo.
Mis queridos blogeros:
ResponderEliminarModeración. Cuando os invite a la cena del blog os conoceréis todos, así que no digáis nada de lo que luego tengáis que arrepentiros.
Garfio: la Anónima de este hilo no es la misma Anónima del otro hilo (intuyo).
¡¡¡¡hostia, una cena!!!
ResponderEliminarJoder, haberlo dicho antes. Yo aquí confesándome amparado en el anonimato del pseudónimo....
Me parece que soy el único que he hecho el canelo con lo de mostrar el suplemento aplicado a mi amputado apéndice (el garfio, vamos)
Con todo lo que he dicho, ya te puedo anticipar que creo voy a tener un compromiso ineludible el día de la cena, sea el que sea.
En cuanto a lo mio del travesti, como podréis suponer, es todo broma de la buena..¿¿??