Tras la asamblea anual de la CECA, celebrada el día 15 de abril de 2009, Quintás afirmó que estos años "deberíamos destinar todos los recursos a capitalizar al máximo, y reducir la obra social".
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Muy señor mío:
Me dirijo a usted tras haber leído en prensa que aconseja reducir sensiblemente las aportaciones para obra social de las cajas de ahorro, con la finalidad de destinar íntegramente sus beneficios a recapitalizarse.
Teniendo en cuenta que dos de cada tres euros que son debidos a las cajas de ahorro lo son como consecuencia directa de la situación a la que les han abocado los préstamos incontrolados a promotores y constructores inmobiliarios, ello supone sin lugar a discusión, que la financiación para tapar el agujero que les han generado a ustedes los promotores se va a sufragar a medio plazo con el dinero que se les quita ahora a las ONG,s. De modo y manera que van a ser las entidades benéficas que hasta ahora daban de comer a los pobres, quienes van a pagar los viajes de placer a paraísos fiscales de los más ricos.
Y uno que tiene la desgracia de pertenecer a la Región de Murcia, va a tener que ver con sus propios ojos como el despilfarro económico que han llevado años atrás los opulentos promotores inmobiliarios lo van a pagar nuestros mendigos, nuestros ancianos sin recursos o nuestros museos, por poner un ejemplo. Con un par.
Las Cajas de Ahorro o Montes de Piedad tienen su razón de ser, y sus beneficios fiscales, sobre la base de la obligatoriedad legal de destinar sus beneficios a obra social. Hasta la fecha cientos de proyectos sociales se pueden llevar a cabo gracias a la ayuda inestimable de las cajas de ahorro. Lo que usted propone, Sr. Quintás, no sólo es presuntamente ilegal a mi manera de ver, sino también inmoral. Es un sinsentido que desnaturaliza a las cajas de ahorro, convirtiéndolas en entidades bancarias al uso.
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A la sociedad española le hubiese gustado oír que las cajas se van a solidarizar en estos tiempos de crisis con su obra social, que van a adoptar medidas imaginativas antes de que los pobres sean más pobres a costa de unos ricos más ricos. Que van, por ejemplo, a optimizar sus recursos, o a bajar el número o el sueldo de sus consejeros, para dar ejemplo. Pero no, es mucho más fácil que pague el más débil, mientras usted sigue cobrando lo mismo.
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Le pido, Sr. Quintás, que recapacite antes de recomendar a las cajas de ahorro este despropósito.
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Dios guarde a usted muchos años, Sr. Quintás.
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