domingo, 5 de abril de 2009

De la foto de allí arriba.

La foto de allí arriba está tomada en el corazón del África Negra, y la persona que llora de rodillas soy yo, un cooperante internacional a tiempo parcial.

Mi pequeña experiencia como cooperante comenzó en enero de 2009. La Fundación Tienda Asilo de S. Pedro desarrolla en Burkina Faso, uno de los países más pobres del mundo, un magnífico programa de asistencia a personas afectadas por el SIDA, de los cuales un número muy significativo son niños. Y uno, que tiene el espíritu inquieto, muchas ganas de hacer cosas que merezcan la pena, y la vida hipotecada por causas de fuerza menor (de 5 y 8 años respectivamente) hizo la mochila y se plantó en África.

Las gentes de Burkina Faso son nobles. Es un país con escasísimos recursos naturales en el que sus habitantes tienen por toda riqueza la ropa que llevan puesta. De manera que nadie se mete con nadie, y viven su extrema pobreza con una dignidad humana sobrecogedora. Aquí uno comprende a la perfección que no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita.

La capital del país es una especie de barrio marginal en el que habitan miles de personas. Eso sí, sin drogas; allí no saben lo que son ni se las espera, afortunadamente. Subsisten con una curiosa economía de trueque, en la que se aprovecha hasta el pedazo de plástico más insignificante. Me encantaría enseñaros mis sandalias hechas con un neumático reciclado, son fascinantes.

Fuera de la capital es donde se disfruta de verdad del África negra. La población se agrupa en aldeas, en las que viven grupos familiares de unas decenas de personas, en unas chozas de barro y cañas que a las turistas sociales les hacen mucha gracia. Me sorprendió la relativa limpieza y la ausencia de mal olor incluso en aquellas en las que vive sola una persona enferma.

Los niños, como en todas partes del mundo, juegan a imitar a sus adultos, de manera que no rivalizan, no se pelean y no gritan. Son felices echados a la sombra, aventando el mijo, pastoreando el ganado, o con un cacharrito para el porte sobre la cabeza.

Y allí trabaja la persona más entregada a una causa que conozco: Suzanne. Dando su vida por ayudar a sus enfermos y a los niños y huérfanos afectados por el SIDA o vulnerables. Maximizando hasta extremos infinitos los recursos que podemos mandarle desde este rinconcito del Levante español. Allí habitará por siempre una parte de mi alma, y allí es donde espero impaciente tener la oportunidad de volver algún día.

3 comentarios:

  1. Enhorabuena por tu blog. Me alegra tu experiencia en Africa. Tu corazón cada día se va haciendo mas grande y generoso. Las experiencias humanas que vives son grandes y te enriquecen. Gracias por compartir esos momentos con nosotros.
    Un saludo.
    Javi y Carmen.

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  2. ¡Que envidia me has dado! Espero algún día poder vivir la experiencia por la que tú has pasado, creo que todos deberíamos experimentar esas sensaciones alguna vez en la vida, seguro que el mundo sería mucho más habitable.
    Felicidades y gracias.
    ¡La foto es alucinante! Preciosa.
    Un beso cordi. Begoña

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  3. Recibo la impresión, al ver la foto, de una meta alcanzada tras ardua búsqueda. Recuerda que los amigos "de aquí" te necesitamos quizás más que los de "allí". Tú lo has dicho: el que desea poco es feliz.... Recuerda que los que te rodeamos solemos ser, por lo general, bastante infelices. Has voluntariado "aquí" con los amigotes y prodígate más en tomar una cervecita de vez en cuando, amiguito. Fdo.: Balustrada.

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