Este fin de semana he estado en un curso de entrenamiento en Counselling. Según mi experiencia, en la vida hay determinadas habilidades que hay que entrenar. Son algunas técnicas que se saben hacer, en mayor o menor medida, pero que cuanto más las practicas mejor te salen. Como practicar sexo, montar en bicicleta o hacer unos macarrones. Son cosas que nunca se olvidan, pero que a base de practicarlas, incluso de entrenarlas, puedes acabar dominando.
Comenzaré diciendo que el counselling no consiste en dar consejos, como podría parecer por su nombre a primera vista. Tengo que decir que lo único que no me gusta de esta técnica es el nombre, no ya por lo engañoso del mismo, sino por no utilizar una palabra en español que sirva para esto. La verdad es que no termino de dar con ninguna.
Practicar el counselling consiste en aproximarse al otro y escucharlo. Una actitud cercana en lo físico, sin llegar a invadir el espacio vital del otro. Demostrándole con tu atención, que lo que te está contando es importante para ti. Y dar juego a la empatía y la escucha activa.
A mi me parece que preguntar es muy importante tanto en el counselling como en la vida. A menudo damos por sentado demasiadas cosas, cuyas respuestas nos sorprenderían si nos parásemos a preguntar sobre ellas. Infinidad de matices que nos pasan desapercibidos por presuponer en el el otro demasiadas cosas. Que igual son, que no son. Y así, manejando el arte de hacer preguntas, ayudar a la persona a que encuentre sus propias respuestas. Así de sencillo y así de complejo a la vez.
En cualquier caso ésta es una habilidad natural de la que muchas personas gozan, sin saberlo. Yo, que soy un pobre ignorante, prefiero entrenarla. Una herramienta imprescindible para las personas que trabajan en las relaciones de ayuda.
Creo que en el español de España lo podríamos llamar "confesor". También es lo que las mujeres llaman "amigo que te escucha" (a ser posible gay) y "paño de lágrimas". Ten en cuenta que este papel solo se debe utilizar en caso de querer bajar la guardia al enemigo para introducirse dentro como caballo de Troya (en las chicas, literalmente). Evidéntemente, esto es una habilidad que se puede desarrollar. Pero ¿OJO!: no caer en la debilidad de hacerlo por hacer. Nos convertimos entonces en seres abyectos y futiles, a la vez que falsos y cínicos. (hacer creer a los demás que nos importan sus gilipoyeces, sin oficio (véase psicólogos) ni beneficio(polvete que cae con mujer desconsolada)) es un acto vil donde los haya.
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